lunes, abril 30, 2007

Drama/Mex

Mi amigo Kyzza Terrazas nos animó a ver Drama/Mex, la película de Gerardo Naranjo. Y le hice caso...
Me desconcierta mucho que los personajes principales en Drama/Mex sean casi estúpidos y que apenas puedan pronunciar unas decenas de palabras en español. A quién quería retratar Naranjo? A su propia clase o a unos postadolescentes fresitas de los que no se llega a saber absolutamente nada? Dudo que Kyzza y Naranjo se identifiquen con ellos... Vaya, son más graciosos los tarados de Wayne's world...
Acaso con unas cuantas cumbias clasemedieras se le quiso dar un toque de populacherismo? No me digan que la cumbia que canta mi amiga Paulina Lasa es un éxito en el oriente peruano o en las villasmiseria argentinas... Vaya, si hasta las pequeñas suripantas hablan como fresoides! (Genial, por cierto, la aparición de Amandititita.)
Un poco mejor la caracterización del ruco que se quiere suicidar, pero que no viene al caso. Una historia lateral adosada a huevo.
Vaya, no hay ni una sola escena memorable... Es inevitable pensar que los jóvenes cineastas no tienen nada que decir. Las presencias de Chano y la chica indecisa entre éste y su novio son agradables pero totalmente desperdiciadas.
No basta solamente el corazón para hacer cine, como dice Kyzza. Se extraña el cerebro.

sábado, abril 28, 2007

Fascismos

La crítica aguda de la derecha es necesaria y debe hacerse de manera permanente y sin consideraciones. El papel de las distintas derechas del espectro en la pasada discusión -hay que llamarla de alguna manera- sobre la despenalización del aborto en el Distrito Federal dejó ver la miseria de su 'filosofía', desde el panismo institucional hasta los grupúsculos de ProVidas y extremistas católicos de raigambre cristera. Pero son las izquierdas -en todas sus vertientes- más civilizadas? Lo dudo. Les dejo un par de textos, uno de Jorge Fernández Menéndez y otro de Jaime Sánchez Susarrey, más que pertinentes y elocuentes.

¿Hasta cuándo los solapará el perredismo?
Jorge Fernández Menéndez
Excelsior, viernes 27 de abril de 2007

Estábamos presentando mi libro Calderón Presidente, la lucha por el poder, el miércoles en la noche en el hotel Camino Real. Raymundo Riva Palacio acababa de decir que no estaba de acuerdo con alguno de los criterios centrales del libro, particularmente con la concepción de que el lopezobradorismo tenía ambiciones golpistas, o que había en él elementos fascistoides. Marcela Gómez Zalce había hecho un análisis del presidente Calderón a partir de las entrevistas que se publican en ese libro y cuando comenzaba a hablar Federico Reyes Heroles, un grupito de diez personas, de alguna manera hay que llamarlos, comenzó con gritos y provocaciones, insultos de todo tipo y calibre, diciendo, entre otras cosas que ni ese 'pinche gachupín' ni ese 'pinche exiliado' (se supone que se referían a Federico y a un servidor) teníamos derecho a hablar. Los insultos subieron más de tono y los intentos de agresión también. Como no tuvieron respuesta, el tipejo que los dirigía, que ya había participado activamente en reventar la presentación del libro de Carlos Tello Díaz, 2 de julio, y que se negaba a identificarse, decidió retirarse y llevarse consigo a sus idiotas a sueldo. La presentación continuó luego de casi media hora de agresiones e insultos que hubo que aguantar sin responder, porque eso, precisamente, es lo que esperan los provocadores a sueldo.

Le dije a Raymundo que ésa era una muestra de lo que él negaba, de las intenciones fascistoides que pervivían en el lopezobradorismo y en otros grupos, como algunos cercanos a la APPO, financiados por personajes oscuros, como José Murat. Imaginémonos a esos personajes que han hecho suya la tarea de reventar cualquier acto, cualquier participación (lo han hecho en la UNAM, en la presentación de los libros de Salvador Camarena y Jorge Zepeda, de Carlos Tello, y lo volvieron a hacer el miércoles y son siempre el mismo grupito de patanes pagados) que no sea del supuesto agrado del 'líder' del 'movimiento' (así se identificaron) desde el poder. No es muy diferente a la decisión del gobierno de Hugo Chávez de quitar la concesión al canal de televisión más antiguo de su país argumentando que lo critica, o la legislación cubana que permite detener y aplicar altas penas de prisión a periodistas que se presume 'van a cometer un delito', que puede ser algo tan terrible como criticar a Fidel. Tampoco se diferencian de los grupos de choque que, impulsados desde el gobierno, durante años, reventaron cualquier expresión opositora a las dictaduras de Centro y Sudamérica. Y es que el autoritarismo y la utilización de provocadores van de la mano.

En Calderón Presidente contamos, entre otras cosas, que miembros del primer equipo de López Obrador estuvieron en los días finales de la campaña recorriendo medios, indicando qué periodistas podrían seguir trabajando después del triunfo de su candidato. Ahora están en la calle, pero sus grupos de choque, fascistoides, siguen cumpliendo esa labor. Quieren impedir que se presenten opiniones críticas para el 'líder', seleccionan quiénes pueden o no hablar, quiénes son aceptables o no. A todo eso lo sazonan con otros ingredientes típicos del fascismo: el fanatismo, la violencia y la xenofobia, para colmo mal informada.

Se alegará que ése no es el PRD, que en el perredismo hay hombres y mujeres serios, talentosos, comprometidos, con los que se puede o no estar de acuerdo pero que son inteligentes, tolerantes y disfrutan de un buen debate de ideas. Es verdad, conozco y soy amigo de muchos de esos perredistas. Esos provocadores no son, ni remotamente, la esencia del PRD. Pero mientras los perredistas no se deslinden de estos patanes, de estos provocadores a sueldo, mientras no establezcan con claridad que esos personajes no son parte de su movimiento, todos ellos se convierten en cómplices de esas corrientes fascistoides que se incuban en su movimiento. Y ese deslinde tiene que ser público: muchos de esos amigos y amigas del perredismo se dicen, en privado, espantados, asqueados, de estos personajes. Pero ninguno lo expresa en público. Se asegura que por miedo a la excomunión del 'líder', sin comprender que precisamente ese silencio engendra el huevo de la serpiente de un poder autoritario y antidemocrático. Debería ser el propio López Obrador el que comenzara por establecer ese deslinde, el rechazo a esos grupos y esos métodos. Lamentablemente, por lo menos hasta hoy, para el ex candidato presidencial esas son expresiones de 'resistencia civil'.

Del proceso electoral del 2006 salimos, como sociedad, divididos y lastimados. Hubo demasiadas palabras e intenciones envenenadas, se dio una ruptura real. En esa presentación del miércoles recordaba un texto de Bob Dylan, publicado en el primer tomo de sus crónicas. 'Uno se pregunta, dice Dylan, cómo personas unidas por la geografía y los ideales religiosos podían convertirse en enemigos acérrimos. Al final, sólo queda una cultura del sentimiento, de días negros, del cisma, del ojo por ojo, del destino común de la humanidad descarriada. Todo se reduce a una larga canción fúnebre, con cierta imperfección en los temas, una ideología de elevadas abstracciones, de hombres exaltados no necesariamente buenos...Todo está envuelto en un manto de irrealidad, grandeza y mojigatería... Por aquel entonces el país fue crucificado, murió y resucitó'. Habla Dylan de las épocas más oscuras de la Unión Americana, luego de la guerra civil. Pero ése es el sentimiento que me quedó después del proceso electoral del año pasado. Creo que nuestro país, también, 'fue crucificado, murió y resucitó'. Nuestros principales actores políticos deben asumir su responsabilidad. En este caso el perredismo está obligado, públicamente, a deslindarse de los fascistas y provocadores que se han cobijado en el seno del 'movimiento' y que se escudan en ese silencio para recurrir a la violencia.


Ser de izquierda
Jaime Sánchez Susarrey
Reforma, sábado 28 de abril

¿Qué significa ser de izquierda hoy en México?
Significa vivir en el reino de la confusión. Porque la pregunta cae por su propio peso: ¿cuál es la verdadera izquierda? ¿La de López Obrador, la de Cárdenas, la del subcomandante Marcos o la del Partido del Trabajo, para no hablar del nacionalismo revolucionario de un sector de los priistas? Todos ellos se definen de izquierda y, de alguna manera, se asumen como el único proyecto verdadero y, nótese bien, popular. Descalifican a los otros y rehúyen el debate de ideas.

Significa padecer inconsistencias mentales. Me refiero, en este caso, a los seguidores de AMLO. No se puede impugnar la elección presidencial, denunciar la existencia de un gran fraude, apoyar al 'presidente legítimo' y, al mismo tiempo, cobrar las dietas de los senadores y los diputados perredistas. Y no se puede porque fueron los mismos ciudadanos los que organizaron y contaron los votos en la elección presidencial y en la elección de los legisladores. Así que como dice el dicho: o todos coludos o todos rabones.

Significa celebrar el culto a la personalidad. La historia no es nueva ni privativa de México. En todos los regímenes socialistas se ha venerado y sacralizado al líder: Mao, el gran timonel; Stalin, el padre de todos los pueblos; Fidel, el único comandante; Pol Pot, la bujía del sendero luminoso. Es raro y contradictorio que la doctrina científica de la revolución, que afirma que la historia la hacen las masas, haya deificado a sus líderes. Pero así ha sido. En México, ya lo sabemos, no se cantan mal las rancheras. Por eso el rayito de esperanza sigue brillando, aunque hoy por hoy esté un poquito opacado.

Significa practicar un pragmatismo ramplón. La izquierda perredista se alimenta de dos grandes afluentes: el neocardenismo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y el socialismo marxista (en todas sus variantes: leninista, maoísta, trotskista, etcétera). A ninguna de ellas pertenece por formación ni por identidad ideológica López Obrador. Es más, su propuesta programática jamás tuvo consistencia. Los famosos 50 puntos constituyen un listado de disparates o de políticas priistas de los años setenta. Cárdenas no se equivocaba cuando afirmaba que ese programa no era de izquierda. Sin embargo, AMLO se dio el lujo de defenestrar al ingeniero y convertirse en el líder absoluto del PRD. Su fuerza entre los perredistas se fincó en una sola consideración: podía ganar la Presidencia de la República. En ese altar se inmolaron, uno a uno, todos los principios, convicciones y lealtades.

Significa carecer de propuestas. La reforma de las pensiones puso en evidencia algo que ya sabíamos. Los perredistas se oponen a todo, pero no tienen propuestas alternativas. Peor aún. No son capaces, siquiera, de emprender una discusión seria y fundamentada. La descalificación y la diatriba son su santo y seña. Mentiras o petates de muerto en lugar de argumentos. El ISSSTE jamás estuvo en riesgo de ser privatizado. Hacia delante no hay nada que esperar. Los temas pendientes son más complejos. Exigen mayor rigor intelectual y responsabilidad. Ni en materia energética ni en materia fiscal hay tela de donde cortar.

Significa negarse a la autocrítica. En el pasado inmediato las preguntas son obvias: ¿por qué perdió la elección AMLO? ¿Cometió errores? ¿La soberbia se apoderó de él y lo cegó? ¿Mintió a sabiendas de que las encuestas no le favorecían? Respuesta oficial: no, de ninguna manera. No hay nada que revisar. La victoria le fue arrebatada. Fue un fraude de Estado. Se falsearon los resultados a la antigüita y de manera cibernética con el famoso algoritmo. AMLO nunca mintió ni se equivocó. Las evidencias, sin embargo, todo el mundo las conoce. Allí están los testimonios de Ana Cristina Covarrubias, la encuestadora personal de López Obrador. López mintió a sabiendas una y otra vez. Además de que él mismo torpedeó su campaña.

Significa negar el pasado y rechazar las asignaturas pendientes: ¿dónde está el mea culpa por la defensa incondicional de Fidel Castro o el silencio frente a los crímenes y la opresión en los regímenes socialistas? ¿Por qué no han explicado y justificado su renuncia a los principios del marxismo-leninismo y su adopción de las tesis liberales de la democracia y la economía de mercado? ¿Qué hay de los debates posteriores al movimiento estudiantil del 68 en que descalificaban las reformas y apostaban por la revolución? Nada. Ese examen de conciencia sigue pendiente.

Significa comulgar con una mistificación ramplona. La fuerza y el sentido de la Historia (así, con mayúscula) alimenta por vertiente doble a los perredistas. Los de filiación marxista se asumían como la vanguardia de la clase revolucionaria y como los portadores no de un ideal justiciero, sino de una ciencia revolucionaria. La quiebra del régimen burgués y el ascenso del proletariado eran el efecto de las tendencias irreversibles de la Historia. Los nacionalistas-revolucionarios, priistas, tenían sus propias creencias. El Presidente y el PRI eran la encarnación de las aspiraciones revolucionarias de los obreros, los campesinos y las clases medias. Por eso el poder no se podía someter al juicio de los ciudadanos en las urnas. Como decía don Fidel Velázquez: 'A balazos llegamos y sólo a balazos nos iremos'. Desde entonces ha corrido agua bajo el puente y muchas cosas han cambiado. Pero cuando AMLO se proclama, y es aclamado, como el único líder legítimo y verdadero del pueblo mexicano el viejo autoritarismo vuelve por sus fueros.

Significa ser cobarde. Suena fuerte pero es cierto y lamentable. El PRD está lleno hoy de cobardes. Después de la derrota del 2 de julio, no son pocos los que consideran y están convencidos de que AMLO perdió efectivamente la elección, de que mintió a sabiendas, de que se equivocó, de que la soberbia lo cegó, de que la estrategia posterior (la toma del Paseo de la Reforma) fue una estupidez, de que la 'presidencia legítima' es ridícula y tiene un costo altísimo y absurdo. Esto es lo que piensan muchos perredistas. Son, sin duda, los más lúcidos e inteligentes. Y sin embargo no se atreven a decirlo. Tienen miedo de ser sancionados. Saben que López es inflexible y no perdona. Los valientes brillan por su ausencia.

Ser de izquierda en los sesentas y setentas tuvo siempre un halo romántico. Se podía estar equivocado, pero nadie dudaba de la sinceridad y la integridad del compromiso. Tiempos idos: la imagen del Che ha sido sustituida por la de Lopitos, 'presidente legítimo', con su corte de legisladores e incondicionales.

Revistas y listas

Qué tal los números de abril de Nexos y Letras Libres? Perdón que los comente hasta ahora, pero estaba ocupado enviando a la prensa el próximo número de Replicante, que tratará sobre el humor, humor del bueno!

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[El pie, que se ve un tanto borroso aquí, dice: 'Cien números cumple la publicación de l' intelligenza de Enrique Krauze y con su vastísima amplitud de tópicos se le ocurre celebrarlos invitando a la escritora y dramaturga Sabina Berman para armar un numerito sobre el auge del cine mexicano... no aquí, mais oui! , mientras siga en cartelera eso llamado Cuando las Cosas Suceden o Niñas Mal; sino ese esplendor mexicano del celuloide... en otros países. Por supuesto, hay charlas con los tres inflados mosqueteros: Iñárritu, Del Toro y Cuarón, una llamadita a Salma Hayek, que de cine sabrá lo que muchos estudiantes de primaria sobre física cuántica y un día com-ple-ti-to con Diego Luna. Fun, fun fun! ¿Suena a lo que profundizaría la revista que un día dirigió Octavio Paz? Mucho me temo que no: mejor cómprate Cinemanía, de perdida ahí viene Spiderman/Veenom.' [Publicado en el suplemento Primera fila, del diario Mural, Guadalajara, 20 de abril]

Quedé sorprendido por el doble derrapón... Letras Libres y esos risibles maquinazos de Gael García y Diego Luna... y el de E. Krauze presumiendo su amistad con Salma Hayek! Y de pilón la lista de cincuenta y un bodrios inefables e infumables del cine mexicano, a cargo de la pesada pluma de Rafael Aviña... Puf! Vaya, unos cuantos textos de gente seria salvan apenas la segunda parte del dossier... Nada mal la crítica que apareció acá, en el diario Mural, hace poco más de una semana.

Mucho más afortunado es el 'anticlimático' dossier que La Tempestad dedica al sobrevalorado cinemex. Véase el excelente texto de Mauricio Montiel sobre el Nigger Iñárritu, por ejemplo.

Por su parte, Nexos no podía haber encontrado otra mejor manera de autolegitimarse -o autopromoverse?- más que ofreciendo su peculiar visión de la literatura mexicana de los últimos treinta años -con la pequeña ayuda de unas decenas de críticos y escritores. Curiosamente, Aguilar Camín es tan buen novelista como Daniel Sada, y autores imprescindibles en el panorama de las letras brillan por su ausencia, como Javier García Galiano, Patricia Laurent Kullick, Martín Solares, Adrián Curiel Rivera y J.M. Servín. Sin embargo, da gusto ver el poco aprecio que se tiene por la última producción de Carlos Fuentes, y no sorprende que a alguno de los votantes Tinísima le haya parecido una gran novela de Elena Paniatowska (sic). Aunque hay desde luego buenas novelas citadas en ese recuento -A.B.U.R.T.O., Juegos de amor y malquerencia-, la sensación que queda al final es de pobreza y complacencia. Habría que confrontar nuestras letras con la argentinas o las cubanas, para corroborar esta impresión...

Ay, chiquilines!

Cuba y la poeta

Recibí este mensaje:
Estimado Rogelio Villareal, mi nombre es Raúl Alpuche. Leo con frecuencia su blog, que en especial me gusta, al igual que algunas secciones culturales de distintos diarios tanto mexicanos como extranjeros, y deseo hacerle una acotación: usted hace un comentario sobre la respuesta de la poeta Lina Zerón en entrevista para el diario El Financiero sobre Cuba. Al respecto, deseo enviarle el poema que la señora escribió para La Habana y que viene en su reciente poemario 'Ciudades donde te nombro' (Ed. Unión) para que usted tenga un panorama un poco más amplio sobre la posición o el sentimiento que tiene la poeta respecto a ese país. Como editor sé que los entrevistadores escogen lo que van a publicar, editan las entrevistas y no sacan las respuestas completas.
Mi afecto
Raúl Alpuche: hombrespoetas@yahoo.com
Director, Asociación Hombres Poetas, Lima, Perú.

Le agradecí a Raúl el mensaje, y reproduzco aquí sólo unos versos del extenso poema:

Los muros grises, grises los rostros,
gris el futuro ante la carencia de libertad.
Como vuelo de pájaro se desvanecen las utopías.
Así, como deserta tu amor ante esta insatisfecha sed
huyendo entre los tiburones citadinos
y los aullidos de mi alma.

Por estas calles habitadas de frustración camino,
el desánimo del viento agobia mis pasos,
voy contando los botes de basura rodeada de basura
las costillas de los niños jugando entre ruinas.
Los hombres pretenden reanimar su fe muerta,
tan muerta como la libre expresión,
tan muerta como mi muerto anhelo
que también en la basura busca tus promesas de amor.

(Lina Zerón, Ciudades donde te nombro, Ed. Unión, 2006)
www.linazeron.com